Objetivo cumplido
—Cada día que pasa detesto más este sitio y esta gente.
—A tres mil quilómetros y sola… debe ser duro aguantar ahí dos años sin poder adaptarte.
—Además, hace meses que descubrí que el título que me van a dar ni me interesa ni me va a servir para nada.
—Eso quien lo sabe… Por eso nos enseñan que hay que ser tenaces y perseguir hasta el final los objetivos que nos proponemos.
—Ya… y debería de estar orgullosa por eso.
—Bueno, eso dicen. Algo útil habrás aprendido.
—Dos años me ha llevado aprender que terminar todo lo que se empieza es la mejor manera de perder el tiempo.
Presentación del libro Sala 5
Presentación por parte do autor do libro e do club de lectura. Intervén: Nacho Alonso do club de lectura “Sala 5”.
Sinopse: Unha experta psicoterapeuta, atrapada nunha complexa crise persoal, convídanos á súa consulta para revelarnos as súas insólitas fórmulas de enfocar os máis variados problemas dos seus pacientes. Entre as sesións, visitaremos o Tonys´s, o punto de reunión dos e as alienistas. Dende alí, acompañados dun elenco de personaxes entrañables e rocambolescos, viaxaremos por singulares experiencias vitais e compartiremos os seus avatares sentimentais máis íntimos.
Jorge García é Psicólogo Clínico no Hospital da Coruña, Grao de Doutor (Promoción da Saúde, 2000) Profesor Asociado na Universidade da Coruña (2002-2017). Autor de contidos audiovisuais de formación, proxectos de divulgación e publicacións científicas.
Tras unha longa traxectoria profesional como clínico, investigador e docente no campo da Saúde Mental, debuta como novelista con Sala 5.
Neste libro, a ampla bagaxe como psicoterapeuta, a afección pola narrativa, e un singular sentido da vida conflúen para construír un relato desenfadado, tinguido de emocións e vivencias tan únicas como universais.
Un buen negocio
“Mientras vivas en esta casa harás lo que te digamos y cumplirás nuestras normas”, le dijo tras cumplir los dieciocho su padrastro, fuertemente implicado en el cuidado y protección férrea de su nueva familia.
Ella, siempre obediente, respetuosa y hasta incluso agradecida, decidió pausar su actividad académica torpe e incierta y comenzar en un trabajo precario con el cual afrontar los gastos de una habitación compartida y la cuota del smartphone.
Dos meses después, tras un revés en el trabajo y la muerte de su anciano Galaxy, se retomaron las negociaciones para reanudar la convivencia con su familia.
“Puedes quedarte en el trastero si me pagas un alquiler de 100 euros”, le ofertó Guillermo disuadido por la iluminación de su esposa.
Aceptó. De vez en cuando, a media noche, aparca el orgullo y baja hasta la nevera.
“Compraste tu libertad”, le dije. “La tengo en renting”, me contestó con un brillo adulto en sus ojos.